PRIMERA PARTE: EL
SUEÑO.
Estoy con mis amigos en lo que pareciera ser una cabaña en la
cordillera. Hace frío, afuera llueve, pero el clima es agradable para mí.
Estamos en lo que pareciera ser la cocina de esa cabaña. Hay una mesa redonda,
y alrededor están sentados Agustín, Valentina, Francisco, Julieta, y yo estoy
en un rincón parada observándolos. Somos seis los que vinimos; nos cuento a
todos, y falta uno: Bautista. No sé donde está, pero sé que me siento angustiada,
triste, y que mis amigos también lo están, lo veo en sus caras de preocupación.
De repente Agustín se para y camina de un lado a otro, inquieto, intranquilo,
ansioso. En mi interior me pregunto dónde está Bautista, y por el comportamiento
de mis amigos puedo percibir que le pasó algo, no sé qué, pero no es nada
bueno. También sé que él no es sólo mi amigo, lo siento, y lo compruebo porque
mi grado de angustia es desesperante, al no saber dónde ni cómo está.
CAPÍTULO 1:
Es verano, de noche, y estoy en mi casa esperando a que los chicos pasen
por mí a buscarme. Me bañé, me vestí casual pero no informal, con un vestido,
una campera de jean y unas lindas sandalias. Termino de peinarme y de ponerme
unos aros y perfume, cuando recibo un mensaje de mi mejor amigo:
-
Agus: “Ya vamos. ¡Ponete linda!
-
Yo: Ok. ¡Ya estoy lista!
Salgo, cierro la puerta con llave y me quedo afuera tomando aire,
mientras hago tiempo hasta que mis amigos lleguen. Finalmente, veo como los dos
aparecen en el auto de Bautista, con la música fuerte, y Agustín con el vidrio
bajo del lado del acompañante. Me quedo un segundo mirándolos a los dos, y
sonrío.
-
¡Dale querida! ¿Venís o no? – Me dice Agus.
-
¡Sí, ahí voy!
-
¡Hola Alu! Dale, subí que te vamos a
llevar a pasear – Me dice Bautista.
Sí, así me dicen mis amigos, “Alu”. Me llamo Alina. En Google dice que
mi nombre significa “atractiva y graciosa”. Nunca se me ocurrió preguntarles a
mis papás por qué me llamaron así, algún día les voy a preguntar.
Bueno, volvamos a mis amigos y a nuestro paseo. Subo al auto, entregada
a la noche y al destino que mis amigos tienen preparado para mí. Damos unas
cuantas vueltas por el centro de la ciudad, hasta que deciden parar en la plaza
mayor. Bajamos a tomar un poco de aire, y mientras conversábamos, Bauti dice:
-
Che, estaría re bueno hacernos un
viajecito, pero no acá nomás, tengo ganas de ir a la cordi. ¿Qué me dicen?
-
Y… ¡Estaría eh!, aunque nosotros tres nos
aburriríamos, y yo sin mi chica no me voy a ningún lado – Respondió Agustín, y
luego me preguntó: - ¿Y vos qué decís Alu?, ¿te prendés con nosotros?
-
Sí, pero podríamos invitar a Juli y Fran
también. ¡Estaría re bueno!
-
A ver, esperen que llamo a Francisco –
Dice Bautista – “Hola, ¿Pancho?, ¿qué hacés? Che, ¿se prenden con Julieta
a un viajecito con Alu, Agus, Valen (la novia de Agus) y yo a la cordi?, a San Martín
o a El Bolsón estaría bueno… Bueno dale, arreglamos bien mañana entonces, ahora
les aviso a los chicos. ¡Un abrazo amigo!
-
¿Dijo que sí? – preguntó Agustín.
- Sí, dijo que justo sale de vacaciones en
el trabajo, y que no cree que Juli tenga ningún drama porque va Alu, así que
queda elegir el destino solamente.
-
¡EL BOLSÓN! ¡POR FAVOR, VAMOS A EL BOLSÓN!
– Les supliqué a mis amigos.
-
Y… Sería el lugar ideal, yo no conozco, Bautista
tampoco, los chicos ni idea, pero vamos igual porque vos lo pedís amiguita – Me
respondió Agus.
Esa noche seguimos dando vueltas. Paramos a comprar algo para tomar,
paseamos un rato más y después los chicos me llevaron a mi casa. Subí a mi
habitación, miré la hora en el celular y eran las 3:20 am. Me puse el pijama,
me cepillé los dientes, y me acosté en mi cama, pensando en cómo sería nuestro
próximo viaje, en los lugares que quería mostrarles a mis amigos, y en que al
otro día lo primero que haría sería pedirle a mi papá el número de teléfono de
su amigo, que tiene cabañas para alquilar en El Bolsón. Tenía absolutamente
todo planeado en mi mente, siempre fui muy ansiosa, sobre todo cuando se trata
de algo que me entusiasma mucho.
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